REFLEXIÓN DE NUESTRO CONSEJERO ESPIRITUAL RVDO. D. ÁNGEL LUIS MIRALLES SENDÍN
NUESTRA VIDA
Nuestra vida es un regalo maravilloso de Dios. Durante el Adviento, tiempo de una gracia especial, vamos ha recordar una y otra vez esta verdad: Dios vale más que otras cosas que nos agobian o reducen el amor, cosas que al final duelen y disgustan. En una sociedad que piensa demasiado en el bienestar, la fe nos ayuda a levantar la mirada a Dios, su Evangelio y descubrir la verdadera dimensión de la nuestra propia existencia. Levantar la mirada con la vida de oración personal; redescubrir la auténtica dimensión de nuestra vida y dar frutos en nuestro paso por esta tierra. Ese puede ser un buen programa para el Adviento.
Deseamos mirar el rostro de Dios para que nos salve. Sabemos que nuestros límites no nos condicionan y que, en cambio, nuestro apoyo es la infinita fuerza de Dios. “Señor, en ti confio”. Necesitamos decírselo, pues Dios es muy respetuoso de nuestra libertad y espera a que le dejemos entrar en nuestra vida. Si se lo pedimos así, si dejamos en sus manos todo lo más difícil y nos empeñamos en realizar aquello que está a nuestro alcance, tenemos la certeza de que él nos dará su luz y su fuerza.
Conociendo quién es Nuestro Señor del Gran Poder y sus consejos para que estemos alertas, vamos a mantener esa disposición de amar más, también cuando en ocasiones el cansancio está presente en nuestro día a día. Contamos con la presencia de María, Ntra. Sra. de la Esperanza, ella supo vivir en vigilante espera los meses de gestación del Señor y sabrá mantenernos muy despiertos y alegres, recomenzando cada vez que sea necesario, hasta la llegada de nuestro Jesús.
“Señor Jesús, en este tiempo de Adviento te rogamos que nos concedas un corazón vigilante, lleno de esperanza y amor por tu venida. Inflama nuestros corazones Espíritu Santo, para que llenos de valentía, permanezcamos alertas y volcados en amor hacia nuestro prójimo, esperando tu llegada. Amén”.