Es del todo imposible transmitir en una sola noticia todas las sensaciones experimentadas durante nuestra Estación de Penitencia. Cada hermano que participó en la Cofradía habrá guardado para sí sus propias vivencias, pero no cabe duda de que, al aglutinar todas ellas, podemos calificar la jornada como inolvidable.
Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, que aparecía majestuoso, vestido con su túnica más valiosa sobre un precioso monte de claveles, despertaba en todos nosotros el más intenso fervor hacia Jesucristo, nuestro Salvador. Un fervor que, sin duda, también llegó a quienes, impresionados, lo contemplaban a su paso por calles y plazas, acompañado de sus hermanos nazarenos, derramando amor y comprensión.
La Santísima Virgen de la Esperanza, vestida con elegancia y exquisito estilo, lucía esplendorosa en su paso de palio. Este presentaba un armonioso conjunto en el que destacaba el magnífico exorno floral elegido para la ocasión, ejecutado con sumo acierto por el equipo de priostía. Nuestra Sagrada Titular Mariana, precedida por su cortejo de hermanos nazarenos —que fue motivo de admiración durante toda la tarde-noche—, transmitía con su bendita hermosura un luminoso mensaje lleno de maternal consuelo y esperanza a todos los que, con intensa emoción, contemplaban su divino rostro, en respuesta a tantas devotas peticiones de amparo.
Durante todo el recorrido, un gran número de personas llenaron calles y plazas para presenciar el paso de nuestra Cofradía, hecho favorecido por el adelanto horario en la salida. Esta concesión fue posible gracias a nuestro Consejero Espiritual y Párroco de la Real Colegiata, el Rvdo. P. D. Ángel Luis Miralles Sendín, a quien expresamos nuestra profunda gratitud, tanto por ello como por todas las facilidades otorgadas para la preparación y organización de la Cofradía en los salones y naves de la Colegiata.
Escoltando ambos pasos, participaron diez agentes uniformados del benemérito cuerpo de la Guardia Civil, algunos de los cuales son miembros de nuestra hermandad. Asimismo, nos acompañó una destacada representación del Ayuntamiento de Madrid, encabezada por el alcalde D. José Luis Martínez-Almeida Navasqüés, junto al concejal presidente del Distrito Centro, D. Carlos Segura Gutiérrez, y otros miembros de la corporación municipal. Estuvieron también presentes nuestros hermanos y sacerdotes D. Alberto Andrés Domínguez y D. Miguel Ángel Toledo, el General de Brigada del Ejército del Aire D. Rafael Fernández-Shaw Domínguez y su esposa.
Durante la mañana del Jueves Santo, recibimos en nuestra sede canónica la visita de representaciones de hermandades y cofradías hermanas, que realizaron una emotiva ofrenda floral a nuestros Sagrados Titulares. A todos ellos, que nos honraron con su presencia, les expresamos nuestro más sincero agradecimiento por el demostrado afecto hacia nuestra corporación nazarena.
También hemos de destacar la presencia y valiosa colaboración de una dotación de la Policía Municipal, así como del SAMUR y Protección Civil, cuya ayuda fue esencial para el buen discurrir del cortejo.
A la hora prevista, las once y media de la noche, la Cruz de Guía llegó a nuestra sede canónica. Una vez dentro los dos pasos, se rezaron oraciones que pusieron fin, entre lágrimas de alegría, abrazos y satisfacción, a una imborrable Estación de Penitencia.
La Junta de Gobierno, y muy especialmente la Hermana Mayor, quieren mostrar su más sincero y profundo agradecimiento a todos los hermanos que integraron la Cofradía vistiendo la túnica nazarena, cuya participación fue elevada, en perfecto orden y respeto. También a los capataces, costaleros, auxiliares, servicio de cofradía y protocolo, quienes hicieron posible que esta memorable jornada se realizara con espíritu de fraternal unión, verdadero motor de esta reconfortante y evangelizadora estación penitencial.
Reconocemos con expresa gratitud la labor del vestidor de las Sagradas Imágenes, del equipo de priostía y de los hermanos que colaboraron en las intensas jornadas previas: en la limpieza de enseres, el exorno floral, el montaje de los pasos, la vigilancia de los mismos y la atención en la mesa de recuerdos cofrades.
De todo corazón: muchas gracias.






























