REFLEXIÓN DE NUESTRO CONSEJERO ESPIRITUAL RVDO. D. ÁNGEL LUIS MIRALLES SENDÍN
Adviento, tiempo de esperanza. En el seno de María crece una vida nueva. El Hijo de Dios se encarna en ella y toma nuestra propia humanidad. “Dios se hace hombre para que el hombre se convierta en Dios” (San Irineo).
María vivió el Adviento más profundo y real: en espera esperanzada de una madre embarazada que espera con alegría el momento del parto, el momento de dar a luz al Mesías deseado, al Salvador anunciado por los profetas, a Dios hecho hombre. “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Emmanuel” (Isaías 7,14).
María espero abriendo su corazón y sus entrañas a la acción del Espíritu Santo. María la llena de gracia. “El Señor está contigo”, le dirá el ángel Gabriel (Lc 1,28). Dios está en ella y con ella. Cristo vive en la Virgen María y Ella vive inmersa en Dios. Ella no solamente fue madre de Jesús en la carne, sino que es la esposa amada de la Palabra hecha Carne.
María nos enseña a vivir el Adviento desde la humildad, la sorpresa y la gratitud. Desde el silencio y la adoración al Niño Dios que lleva dentro. Aquel que viene, que ya está a la puerta y llama, queriendo nacer en nuestro corazón y en el corazón de la humanidad.
María acoge con toda su alma y con todo su cuerpo a Dios hecho Hombre. Su propia sangre fue la sangre de Jesús. María hizo posible la primera Navidad. María, la joven madre, fue la primera en acoger el llanto del recién nacido, junto con su esposo José.
Los cristianos estamos llamados a ser hombres y mujeres de fe y confianza que transmiten al mundo el júbilo del nacimiento de Jesús, el Mesías, el Salvador.
Que María, Ntra. Señora de la Esperanza, la elegida de Dios Padre para que se cumpla su plan de Salvación, la encarnación del Verbo, nos ayude a vivir el Adviento con los ojos y el corazón puestos en AQUEL que llega y nos trae la salud y la paz. Nuestra Señora del Adviento, ruega por tus hijos que caminan con la esperanza de celebrar con gozo la Navidad.