Pronunciado por Juan José Arias Núñez
Era la XXXIX edición del Pregón de Semana Santa de la Hermandad, y el acto se inició con la intervención de nuestra hermana y Secretaria de la Junta de Gobierno María Luisa Lajara Rodríguez, como siempre elegante y mesurada.
La presentación del Pregonero, nuestro hermano y medalla de oro de la Hermandad Juan José Arias Núñez, fue realizada por nuestra hermana AngelitaYruela Rojas, insigne intérprete de la saeta, y madrina de los costaleros de la Hermandad, que durante su disertación demostró el gran afecto que le une al orador, con abundantes y fraternales citas, y corroborando una vez más los fuertes lazos devocionales que profesa a nuestros Sagrados Titulares y a nuestra corporación, dedicándonos luego una de sus oraciones cantadas.
Y allí, junto al Pregonero, estaba el llamador del Paso del Gran Poder, para abrirle, con tres golpes precisos, el camino de esa “chicotá” que, con paso racheado, la voz templada, sin estridencias, y siempre de frente, sería el hilo conductor de sus acertadas palabras, que, si bien todos estábamos en la certeza de que iban a mover lo más hondo de nuestros sentimientos, fueron superando, según pasaban los minutos, todas las expectativas.
Fue su prólogo una muestra del magnífico pregón que iba a pronunciar, pleno de sentimiento y profundo amor a nuestros Sagrados Titulares, levantando desde ese momento una gran expectación y llevando la emoción a los presentes, que llenaban la capilla monacal, seguido de palabras de gratitud dirigidas a las dos presentadoras que le precedieron, en las que destacaba sus brillantes intervenciones.
Y comenzó su andadura el Pregonero con un cúmulo de arte, señorío y fácil verbo, recogido en los folios que guardaban las argénteas tapas que lucían el escudo de la Hermandad, y fue relatando lo más importante de sus vivencias cofrades, que se iniciaron desde niño junto a su padre, al que dedicó un cariñoso recuerdo, continuando luego con afectuosas menciones al Hermano Mayor, demás miembros de la Junta de Gobierno, y hermanos diversos, con todos los cuales ha ido forjando una fraternal y dilatada relación, a lo largo de sus más de cincuenta años de permanencia en la Hermandad, y también dedicó un justo homenaje a D. Ángel, nuestro Consejero Espiritual.
Luego fue desgranando destacadas muestras de amor filial a sus tres hijos, y de lo que ha representado, y representa en su vida Laura, su esposa, sufrida compañera de un cofrade comprometido. También dedicó frases cargadas de cariño al recuerdo de su madre, que mientras estuvo a su lado fue su guía y amparo.
Con medido ardor y precisa oratoria, fue llevando a los presentes a vivir los mejores momentos de la Estación de Penitencia, reflejados en unos preciosos poemas, y finalizando su intervención con sinceras muestras de cómocada día aumenta su devoción el Señor del Gran Poder y la Virgen de la Esperanza, llamando a su lado para este momento a Julián de la Cruz, nuestro Consiliario Primero que, emocionado, subió junto al Pregonero, y recibió de este grandes muestras de afecto, haciendo juntosla última llamada, quedando de nuevo reflejado en ese detalle fraterno, todo el cariño que Juanjo Arias había querido dedicar a quienes fue citando o recordando a lo largo de su magnífico pregón. Y “ahí queó”.
Enhorabuena hermano, guardada queda tu intervención en los anales que custodian nuestros mejores pregones de Semana Santa, justamente premiada en varias ocasiones por los aplausos de todos los que te acompañaron en la mañana dominical, que cerraron con una prolongada ovación al finalizar el acto.