La Eucaristía es memorial del sacrificio de Cristo. Cuando celebramos el sacramento de la Eucaristía, la Iglesia recuerda los acontecimientos de la salvación, de forma muy especial la pasión, muerte y resurrección del Señor y a su vez, los actualiza, hace presente en cada celebración el sacrificio del Señor, que fue la finalidad de toda la vida de Jesucristo, su entrega hasta la muerte por su amor a nosotros, si bien ahora de forma incruenta. También, con cada celebración de la santa misa, se anticipa la vida eterna, la salvación plena y definitiva que nos ha conseguido el Señor. Al celebrar la Eucaristía, hacemos presente el único sacrificio que realmente salva, por el que somos perdonados. Además de todo ello, la Eucaristía es según la carta a los hebreos “un sacrificio de Alabanza” y por tanto, manifestación de acción de gracias.